A su regreso de Nepal, la deportista cántabra Raquel García hace un breve balance de lo que ha sido esta expedición Pisang Peak 2021, donde, si bien no pudo hacer cima, vuelve con buenas sensaciones y la satisfacción de haber realizado una gran labor social.

«El balance es súper positivo. Ahora que han pasado los días, he hablado con la gente y me he asentado un poco, he comprobado que no llegar a la cima no significa fracasar. En mi caso ha sido todo un logro quedarme a menos de 600 metros de una montaña de más de 6.000. Para mí era un reto muy personal. Era y es, que todavía está ahí», asegura la deportista.

Para la pintora cántabra, se han cumplido con creces las distintas vertientes del proyecto, que tenía un componente deportivo, pero también sanitario, educativo y cultural. «La parte sanitaria ha sido espectacular. Íbamos montando campamentos sanitarios por las aldeas por las que íbamos pasando y, más por desgracia que por fortuna, ha acudido mucha gente que necesitaba de esos cuidados».

En cuanto a la parcela educativa, explica, «nos hemos acercado en Katmandú a un orfanato muy especial, donde su gerente rescata niños de las cárceles donde sus padres están presos». Allí, continúa, «hemos dejado el material que nos han dado los patrocinadores, otras cosas que hemos comprado y les hacían falta, así como medicamentos que nos han sobrado en los campamentos».

Finalmente, García ha ensalzado las virtudes del país, «que siempre sorrende» y tiene «una gente maravillosa».