21 de octubre de 2018.- Los de Torrelavega encajaron un gol de pena máxima en la primera mitad y no levantaron cabeza.

Foto: Luis Palomeque

Adela Sanz (El Diario Montañés).- El tiempo pasa y la vida sigue igual. El equipo empieza bien, parece que se asienta, se acerca al área y chuta, pero cuando llega el instante decisivo, es el rival el que logra dar con el martillo en el clavo. Así, pasan una semana y otra y luego otra y de repente han transcurrido más de dos meses y el problema sigue sin solución. Entretanto, la Gimnástica, metida en un buen lío, no encuentra la forma de escapar de él. Esta vez bastó un penalti para decidir el encuentro, una acción que partió el encuentro en dos y obligó a los cántabros, con casi dos terceras partes del partido por disputarse, a jugar a un juego al que este curso todavía no han aprendido: remontar un resultado adverso. Entrega sin rédito. Por eso y a pesar del balance negativo de resultados Lago se mantendrá en su puesto. El presidente del club, Tomás Bustamante, ratificó al entrenador asturiano y confirmó que será él quien se siente en el banquillo gimnástico para dirigir el choque del próximo sábado ante la Real Sociedad B .

La falta de acierto y la buena actuación del portero rival, condicionaron el duelo

Empezó con ímpetu el equipo torrelaveguense, que en su primer acercamiento al área a punto estuvo de dar su primer susto a los riojanos. Le faltó acierto, ya que en el primer saque de esquina un balón rechazado por la defensa le cayó a Cusi, quien no acertó en el remate. Bien posicionado desde el inicio, apretó a su rival hacia su parcela del campo y fruto de esa presión llegaron dos saques de esquina en los primeros cinco minutos. No fueron las únicas acciones en el primer cuarto de hora, ya que también Fer, con un centro desde la derecha, y poco después Camus, en un lanzamiento de falta, forzaron a los defensores visitantes a quitarse el balón de encima. Poco a poco el partido se fue equilibrando, y al empuje gimnástico de los instantes iniciales respondió una UD Logroñés que poco a poco fue encontrándose más a gusto, sobretodo atrás, y que en ataque, en apenas dos minutos, creó un par de oportunidades de gol. La primera de ellas, tras una incursión de la izquierda de Rubén Martínez, centro al área y remate de Olaetxea que consiguió detener Álex Ruiz; y la segunda, con un pase profundo de Andy que recogió Marcos André en carrera y terminó con un tiro alto del delantero.

Impulso visitante
Esas dos acciones le dieron impulso al juego logroñés, que disfrutó de su mejor oportunidad en un lanzamiento de falta de Rubén Martínez que rozó el larguero y subió las pulsaciones de la hinchada local, cuyo ¡Uuuyyy! resonó en las gradas del estadio. Después de un breve retorno a la calma llegó la acción determinante del encuentro. En un forcejeo en el interior del área entre Bardanca y Víctor Pérez, el árbitro señaló penalti, una decisión muy protestada por los jugadores y por la afición locales. Andy, encargado de la ejecución, batió por bajo a Álex Ruiz, que nada pudo hacer. A falta de un cuarto de hora para concluir la primera mitad, la Gimnástica se veía obligada a remar contracorriente. La Unión Deportiva casi hace el segundo cerca del descanso, pero Álex Ruiz, muy atento y pleno de reflejos, detuvo el lanzamiento de Víctor Pérez. Las últimas oportunidades del primer tiempo fueron, no obstante, para la Gimnástica. Primero con un potente disparo de Cagigas que dio en un defensa y salió por la línea de fondo y más tarde un remate de cabeza de Cusi que terminó en las manos de Miguel.

La segunda mitad se inició con un susto tremendo, ya que Rubén Martínez casi marca en una acción individual. Pero la Gimnástica cuenta con un buen portero, Álex Ruiz, que le ganó el mano a mano al centrocampista y evitó un gol que hubiera decidido la suerte del partido. Fue la mejor acción ofensiva del equipo de Sergio Rodríguez, ya que casi todas las llegadas fueron de una Gimnástica armada con más voluntad que acierto. Una situación muy cómoda para los logroñeses, a quienes se veía tranquilos en defensa, decididos a quedarse atrás y salir a la contra. Solo Primo, en el primer cuarto de hora tras la reanudación, los inquietó con un remate que se fue por arriba.

El tiempo se le echaba encima a los blanquiazules, quienes, heridos en su orgullo, buscaron el empate. Pero el rival también dispone de un gran guardameta, que despejó un lanzamiento de Rozas, quien acababa de entrar en lugar de Fermín. Los cambios introducidos por Lago poco pudieron hacer para cambiar el orden de las cosas y ni Barbero, que también dispuso de su opción para marcar al recoger un rechace, ni después Víctor, que entró en los últimos minutos, fueron la solución. Las últimas llegadas al área apenas resultaron testimoniales. Apenas un aviso, una declaración de intenciones, pero carentes de pegada alguna. La Gimnástica, que cada vez creía menos en sus posibilidades, se fue disolviendo hasta desvanecerse por completo.

Tal vez pueda resultar una derrota injusta, y tal vez lo sea. Por ocasiones y juego es posible que la Gimnástica no mereciese un golpe así. El equipo tiene presencia, trata de imponer su juego y a veces lo consigue; aprieta al rival, lo agobia, fuerza ocasiones y chuta. No muestra síntomas de dejadez ni pereza, tampoco parece desorientada. Pero lo que cuenta es que encajó un gol, no marcó y volvió a perder. Y así, la vida permanece inamovible para los blanquiazules, que comienzan a cansarse de este juego cruel en el que el balón no entra donde debería.