El Bathco BM Torrelavega vivió en la tarde del sábado la culminación de un sueño fraguado en los 20 años que separan su debut en la Liga Sacyr ASOBAL y la fundación del club. Sin embargo, como con todos los sueños, la realidad fue la encargada de despertar a un equipo que completó 40 minutos de gran balonmano pero que acabó pagando la novatada ante un sólido Recoletas Atlético Valladolid.

El partido arrancó como lo hacen todos los estrenos ligueros. Una mezcla de nervios y emoción inundaban a los jugadores de ambos equipos, como mostraron las pérdidas en los dos ataques iniciales. Una asistencia de Isi Martinez permitió a Porras anotar el primer gol naranja en ASOBAL. La rápida respuesta de Jorge Serrano fue replicada con misma prontitud por Fabri Casanova. Estaba claro, la intensidad iba a ser una constante.

Las ganas de los dos equipos eran palpables. Las imprecisiones se sucedían fruto de la tensión y las buenas defensas. El olímpico Guillermo Fischer perforó la portería de Calle instantes antes de que José Carlos respondiese en la otra portería. El primer arreón naranja llegó antes del minuto 5, con Gonzalo Porras y ‘Fafa’ Cangiani poniendo el +3.

El Trueba ya había comprobado que esto no era un sueño. Una gran parada de Carlos Calle y el gol de José Carlos obligaban a Pisonero a pedir su primer tiempo muerto. El parón no afectó al Bathco BM Torrelavega. Los ataques azules no encontraban fluidez y culminaban siempre sobre la amenaza de pasivo.

La corriente tiraba a favor de los cántabros. Alonso Moreno puso el +5 en una jugada que resultó en exclusión de Fischer. En la siguiente defensa azul sería Álvaro Martínez el expulsado, pero el penalti, ejecutado por Moreno, acabó en la madera. Hasta pasado el minuto 11 no anotó de nuevo el conjunto pucelano, merced a una penetración de Miguel Martínez.

Fabri Casanova devolvió el golpe, forzando la tercera exclusión consecutiva. La salida de Arthur Malburg obligó a los castellanos a jugar casi 6 minutos con un jugador menos. En ese momento hizo acto de presencia Carlos Calle con dos paradas consecutivas. El acierto de Cangiani y Moreno en la otra portería puso el +7. Antes del minuto 15, el luminoso marcaba el 11-4, forzando de nuevo el parón de Pisonero.

Al volver, un penalti de Borja Méndez se estrelló en la madera. La moneda siempre caía de cara para el Bathco BM Torrelavega en el primer periodo. Miguel Camino recortó diferencias desde el extremo, pero Gallego tardó menos de un minuto en reponer el +7. La defensa naranja era un muro infranqueable para los vallisoletanos. El equipo de Pisonero era incapaz de encontrar ocasiones claras.

Las pérdidas azules eran una constante y solo su gran defensa impedía que la sangría fuese mayor. Basualdo aprovechó una de las pocas contras de los suyos para poner el 12 – 6.  En el minuto 21, Jaka Spiljak recibió la primera exclusión para los locales. En su primer ataque en superioridad, los Gladiadores Azules se encontraron con la defensa de Alonso Moreno.

Sin embargo, una pérdida rápida de Prieto permitió el contraataque que acabó en penalti. Manuel García recortaba la diferencia a cinco tantos. El cansancio empezaba a afectar a los naranjas cuando se cumplía el minuto 25 de juego. Pero el elevado ritmo del partido era cosa de dos, Las acciones bajaron en intensidad, permitiendo el mayor acierto ofensivo. Patrianova y Basualdo anotaban mientras que Colunga respondía.

Una nueva sanción sobre Spiljak obligaba al Bathco BM Torrelavega a jugar con uno menos los últimos dos minutos, situación que resultó inútil cuando Manuel García se topó con un gran Carlos Calle. A falta de 30 segundos, Mozas solicitó tiempo muerto para armar el último ataque. La pizarra del madrileño funcionó, pero el lanzamiento de Jorge Prieto se topó con César Pérez. El bocinazo final sonó con 15 – 11 en el marcador.

La velocidad vertiginosa retornó en la segunda parte, con tres ataques en menos de un minuto. A los 120 segundos llegó el primer tanto, obra de Isidoro Martínez. Un minuto después, Manuel García fallaba desde los 7 metros. Los chicos de Mozas empezaron a gestionar el tempo del partido como fue habitual durante la pretemporada.

Los visitantes empezaron la segunda mitad negados a portería, tardando hasta 7 minutos en anotar su duodécimo tanto. Con 17 – 13, Casanova fue excluido concediendo un penalti en el que Álvaro Martínez fue denegado por Carlos Calle. En la siguiente acción, en la misma suerte, José Carlos repuso el +5.

El ritmo del partido replicaba al del minuto 1 de juego y la ventaja naranja se había estabilizado. La veteranía de Gonzalo Porras en el pivote ayudaba a desatascar un ataque tras otro. Antes del cuarto hora del segundo tiempo, dos imprecisiones consecutivas en el ataque del Bathco BM Torrelavega permitieron a los azules ponerse a 3. Mozas tardó medio segundo en pedir tiempo muerto.

Sirvió de poco el parón, pues una nueva pérdida resultó en el 21 – 19 obra de Paolo Roki. El partido había cambiado definitivamente. La cara de los naranjas no era la misma del primer tiempo. Acto seguido, Miguel Martínez ponía el partido en un gol. “Welcome to ASOBAL” parecían decir los pucelanos. La aparición de Yeray Lamariano no hacía las perspectivas naranjas nada halagüeñas. En el minuto 47, Borja Méndez lograba el empate a 21.

José Carlos sacó a los suyos del valle goleador desde los siete metros, pero resultó un mero espejismo. El partido entró en una fase de intercambio de golpes en el que solo encajaban los naranjas. En el minuto 50, el Recoletas Atlético Valladolid se puso por delante por primera vez. No contentos con eso, en la siguiente jugada Fischer forzó la falta en ataque de Isidoro.

El Bathco BM Torrelavega necesitaba al Trueba y el Trueba apretó, pero no le importó a un Daniel Ramos que puso el 22 – 24. Un nuevo tiempo muerto de Mozas tuvo cero efecto sobre el que se estaba convirtiendo en el protagonista del partido: Yeray Lamariano. La efectividad en la portería azul había alterado el rumbo del partido.

El encuentro era otro y el Bathco BM Torrelavega no era capaz de sintonizar la frecuencia adecuada. Los ataques naranjas parecían a contrarreloj, buscando contrarrestar una dinámica negativa de la que parecían incapaces de salir. Las pérdidas y faltas en ataque eran constantes y los pucelanos estaban en su salsa. Los últimos cinco minutos de partido llegaron con 23 – 27 en el marcador. Los locales solo habían anotado 3 goles desde el minuto 40 de una segunda parte que resultó eterna. El último arreón de los naranjas solo sirvió para maquillar el resultado final de 25 – 28.

A pesar de la rabia y el dolor, la grada del Trueba optó por no mostrar esa cara de la derrota. En cambio, los mil espectadores que se dieron cita en el pabellón despidieron en pie y con una sonora ovación a sus guerreros. Porque ellos bien lo saben. No ha sido hoy, pero con tardes de balonmano como esta, con este equipo y afición, será mañana.